Una de las cosas que más temen los padres de un recién nacido son los famosos cólicos del lactante. Comienzan alrededor de las dos semanas de vida y suelen desaparecer hacia el tercer mes. No todos los bebés lo padecen pero se estima que alrededor de un 30% de los recién nacidos lo sufre. Es una dolencia de lo más curiosa ya que se trata de un llanto intenso y desconsolado imposible de calmar por parte del bebé y de una desesperación total por no saber como calmarlo por parte de los padres. El bebé se encuentra mal y está incomodo pero no sabe por qué así que lo único que puede hacer para desahogarse es llorar. Suele aparecer al final del día y dura alrededor de las dos horas. Aún no se sabe por qué aparece pero las causas más probables son la inmadurez del sistema digestivo del bebé o una alergia o intolerancia a la proteína de la leche de vaca.
Los síntomas claros que indican que nuestro bebé está sufriendo un cólico son la dificultad para conciliar el sueño, largos episodios de llanto sin un motivo aparente, dificultad para expulsar los gases, un vientre endurecido y cuando llora tiende a encoger las piernas y apretar los puños.
¿Cómo podemos ayudar a nuestro bebé?
Hay varias cosas que podemos hacer para ayudar a pasar ese mal trago a nuestro bebé. Por un lado cuando empiece a encontrarse mal podemos cogerle boca abajo apoyando su cabeza en nuestro antebrazo y cogiendo las rodillas con la otra mano, evitando presionar la tripa. En esta posición podemos mecerle para que se relaje y se tranquilice.
También se ha visto que el uso de portabebés mejora notablemente los cólicos. El contacto piel con piel entre la madre o padre y el bebé suele tranquilizarles.
Debemos asegurarnos siempre de que el bebé expulsa bien los gases después de comer y de que no entra aire cuando está comiendo, bien sea con lactancia materna o con biberón.
También podemos ayudarles dándoles unos pequeños masajes. Nunca se deben hacer cuando el bebé está sufriendo el cólico ya que lo único que no querrá es que le toquen la tripita. Hay que escoger un momento del día en el que el bebé esté tranquilo y relajado.
Con el bebé tumbado boca arriba y sin ropa vamos a realizar algunas técnicas de masaje. Empezaremos haciendo círculos presionando suavemente con la palma de la mano en el sentido de las agujas del reloj. Seguiremos realizando movimientos con las manos esta vez deslizándolas desde el final del esternón hacia el pubis.
Cogeremos ahora las piernas del bebé y llevaremos las rodillas hacia la tripa, primero alternándolas y luego las dos a la vez.
Si no sabes bien como hacerlo o no es suficiente debes consultar con un fisioterapeuta especializado que te enseñará estas y otras técnicas para relajar a tu bebé
Y el último consejo para ayudar a nuestro bebé es la paciencia, en muchas ocasiones es el tiempo el que resuelve esta dolencia así que no nos queda más que esperar a que llegue el día en el que los cólicos desaparezcan.