La crónica de mi parto

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No suelo escribir este tipo de post tan personales pero cuando estaba embarazada me ayudó mucho leer relatos de partos para saber que es lo que me podía encontrar en el mío así que si con esto puedo ayudar a alguna futura mamá bienvenido sea.

Gracias a mi profesión había escuchado multitud de partos de mis pacientes y cada vez tenía más claro que es lo quería y lo que no llegado el momento así que cuando me quedé embarazada no lo dudé, quería un parto lo más natural posible y sobre todo quería tener el mayor control posible sobre él. Así que más o menos a mitad del embarazo empecé a leer y a informarme, me compré el libro de hipnoparto y empecé a mentalizarme de como quería que fuese.

Y entonces llegó el día 22 de Julio. La noche anterior ya empecé a expulsar parte del tapón lo que me hacía pensar que el momento podía estar cerca pero pasé todo el día tranquila, sin más contracciones de las que ya venía teniendo desde hacía semanas así que me fui a dormir tranquila. Pero esa noche Alba estaba más movida de lo habitual y no me dejo descansar demasiado. A las 2:30 de la madrugada me desperte para ir al baño y según me levanté rompí la bolsa. Desperté a mi marido, me di una ducha y terminamos de preparar las últimas cosas para ir al hospital. Fue entonces cuando empezaron las contracciones dolorosas. Eran como dolores de regla y enseguida empezaron a ser cada 3 minutos así que nos dimos prisa en marcharnos.

Llegamos al Hospital Puerta de Hierro a las 4:00 de la mañana y en la exploración que me hizo el matrón me dijo que tenía el cuello del útero completamente borrado y que estaba dilatada 2 cms pero las contracciones habían parado así que todavía no estaba en trabajo de parto. Como había roto la bolsa el protocolo del hospital es que me quedaría ingresada y que si en 12 horas no me ponía de parto yo sola empezaríamos con la inducción. Nos pasaron a la sala de dilatación en la que si todo iba bien también haríamos el expulsivo así que nos pusimos cómodos y empece a concentrarme en mi parto. Como aún era de noche apagamos las luces de la sala y solamente dejamos una lamparita que traíamos de casa para hacer el ambiente más relajado e íntimo. Y entonces volvieron las contracciones. Empezaron a ser cada 10 minutos y a medida que pasaba el tiempo se iban haciendo más intensas y más seguidas. Entre contracción y contracción era capaz de relajarme y descansar, tenía que guardar fuerzas para lo que vendría después. Me pusieron monitorización inalámbrica así que fui probando diferentes posturas, de pie, a cuatro patas, apoyada en la cama pero la que mejor me hacía llevar el dolor era sentada en el balón de pilates con los brazos y la cabeza apoyados en la cama. Cada vez que venía una contracción apoyaba mi cabeza en la cama, las manos sobre mis muslos y respirando profundamente intentaba mantener la espalda larga para hacer que mi bebé fuese bajando y que el cuello del útero fuese dilatando. Lo único en lo que pensaba durante las contracciones era que no podían ser más fuertes que yo porque eran parte de mi. Y así fue, mi cuerpo no me hizo pasar por un dolor que no pudiese soportar.

A las 4 horas del ingreso vino una matrona y me hizo otro tacto para ver que tal iba, estaba ya de 4 cms así que podíamos decir que ya estaba oficialmente de parto. Durante las cuatro horas siguientes la dinámica fue la misma y en el siguiente tacto que fue a las 12:00 de la mañana ya estaba de 8 centímetros, el final estaba cerca. El matrón me dijo que si quería ponerme la epidural que mejor la pidiese ya porque si esperábamos lo más probable es que no diese tiempo a ponerla porque ya estaría en completa. Me dijo que me veía muy bien y muy concentrada en mi parto y me animó a seguir así que eso hice. Antes de irse me dijo que si tenía ganas de empujar que le avisase pero que en una hora se pasaría a ver que tal iba. Al rato volvió a la habitación, estaba viendo la monitorización desde el control y vió que la cosa estaba yendo rápida así que me hizo otro tacto y efectivamente, estaba en dilatación completa. Me subí a la cama, incorporaron el respaldo y me dijeron que cuando notase que venía la contracción empezase a empujar. Nadie me dirigió los pujos, empujaba cuando mi cuerpo me lo pedía, lo único que hacía la ginecóloga era animarme a que siguiera empujando mientras duraba la contracción. El expulsivo fue bastante largo porque Alba traía el cordón enrollado en los hombros y cada vez que dejaba de empujar volvía a subir. Y por fin después de un buen rato salió la cabecita. Dejaron que se girase sola y en la siguiente contracción salieron los hombros y el resto del cuerpo. Y así el día 22 de Julio de 2019 a las 15:38 nació Alba. Tuve un pequeño desgarro en el que me pusieron dos puntos y además al tener que empujar tan fuerte tuve una luxación en el coxis que fue lo que más lata me dio en el postparto pero de esto hablaré en otra entrada. Me la pusieron encima nada más salir y estuvimos haciendo piel con piel durante más de dos horas.

Ha sido la experiencia más brutal que he vivido y si he podido disfrutarla y enfrentarme a ella con total confianza es gracias a estar lo más informada posible y gracias al libro de hipnoparto. Con esta crónica quiero que todas las mujeres que vayan a dar a luz sean conscientes de que son capaces de hacerlo, que están preparadas para ello y que estar informada y ser parte activa de su parto es una de las mejores cosas que pueden hacer por ellas y por sus hijos.

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